Publicado en: En Sociedad (23 de Febrero 2019)
Fue lo que ocurrió en el Beach Club de Minitas hace pocos días, donde el chef Anthony Masas (que ahora es Director Gastronómico) preparó un menú de ocho tiempos (más la sorpresa de un canelón extra-meloso) a base de trufa negra.
Con el mar de fondo, disfrutamos de platos con de líneas gustativas largas, profundas, en ocasiones contundentes, muy bien articuladas. Una cena donde el protagonismo de la melanosporum (es el nombre científico de la trufa negra) tomó registros diferentes: en primer plano algunas veces, como actor secundario en otras o como ligero matiz de perfume en el caso del postre (un arroz con leche con chocolate blanco quemado repleto de sutilezas). Un derroche de intensidades organizado con maestría. Un ejemplo de lo que debe ser un menú que gira en torno a un producto.
Ante el primer tiempo no puede dejar de preguntarme ¿Cómo afecta la vista a la percepción gustativa? En los aperitivos de Anthony Masas encontramos la respuesta: un bosque encantado daba soporte a una tostada rústica de foie y un huevo relleno de una ligerísima crema de papas trufada. La puesta en escena nos sugiere, nos seduce y anticipa lo que vamos a encontrar en la boca. Una Trufa Party en toda regla.
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