Publicado en: RevistaES del Periódico Hoy (4 de Julio 2015)
La historia que os traigo hoy es un cuento de los buenos; con rencores, venganzas, reyes, religión y sangre, mucha sangre.
Es el del famoso cockail -y remedio infalible para las resacas- Bloody Mary (María la Sanguinaria) que combinó en sus orígenes el vodka con jugo de tomate a partes iguales.
Corrían los años veinte cuando el famoso barman del Harrys Bar de París, Fernand Petiot, se le ocurrió esta mezcla. Serían diez años más tarde –y en Nueva York- cuando el propio Petiot varió la composición y tomó su actual forma, rebajándole el índice de alcohol y añadiéndole el limón, pimienta, Tabasco y salsa Worcestershire. El mismo Hemingway, el gangster Frank Costello o el presidente Kennedy se rindieron ante el fantástico combinado de tomate elaborado por Petiot.
La fama de ser un reconstituyente “post-jumo” le vino mucho más tarde, probablemente de la mano de aquellos que querían continuar la fiesta más allá del mediodía. Aunque es cierto que el tomate re-hidrata y el picante estimula, les aseguro que en cuanto pase el efecto del nuevo alcohol ingerido se hundirán en un abismo peor del que han venido y la resaca se multiplicará por dos. No, eso de “un clavo quita a otro clavo” en este caso no funciona, asi que mejor prescindir del vodka.
Sobre su nombre hay varias teorías. Una ligada al Bloody Club de Chicago y a su camarera Mary; otras a la célebre Mary Pickford. Pero mi la que más me gusta es la que lo vincula a la historia; a aquel siglo XVI plagado de cortes reales, bodas políticas, conspiraciones y vendettas.
En la Inglaterra de aquellos tiempos, María Tudor, la primera hija de Enrique VIII, devolvió la isla al catolicismo a fuerza de fuego y cuchillo. Ella, muy devota y terriblemente afectada por el repudio del rey a su madre (Catalina de Aragón) en favor de la famosa Ana Bolena, decidió -al convertirse en reina- devolver el reino a la disciplina papal, derogando todas la reformas hechas por Enrique VIII.
Trescientos religiosos pasó por la hoguera en las conocidas “Persecuciones Marianas” que la bautizaron con el apodo de María la Sanguinaria (Blody Mary), nombre que cuatro siglos más tarde tomaría el rojizo combinado.
Nuestro Bloody Mary de hoy es un poco diferente; con wasabi y mejillones está más cerca de una crema fría que de un trago, aunque guarda toda su esencia.
Interesante historia. Gracias por compartirla. ¡Feliz día!
Me gustaMe gusta
Que bueno que te haya gustado!! Lo mejor para ti
Me gustaLe gusta a 1 persona
La historia ha sido el pretexto de varios films de terror. Cierto!.
El trago es bastante fuerte y empalagoso…. Uh! . Un abrazo. Aquileana 😀
Me gustaMe gusta
Siii…. sobre María Tudor se han hecho un montón de películas, y sobre su padre Enrique VIII ni te cuento.
Bueeeeno, el Bloody Mary yo no lo encuentro empalagoso. La combinación de jugo de tomate con vodka queda muy bien, pero para gustos los colores…. hehehe.
Un abrazo Aquileana!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Pingback: Bloody Mary: porque the Red is the new black | MakinGastronomy