El Caribe, tierra de mojitos

Publicado en: Bacana (otoño 2013)

Poco imaginó el gran Hemingway que los mojitos que refrescaban su alma mientras escribía “El viejo y el mar”, eran en realidad la herencia de ese brebaje de tafia y hierbas que tanto entusiasmaba a los piratas caribeños; y es que la historia del mojito es tan apasionante como azarosa.

mojito-4Corrían los albores del siglo XVI y nuestras templadas aguas se hallaban revueltas, muy revueltas. El brillo de la plata y las piedras preciosas plagaban estas costas de piratas, corsarios, filibusteros y toda gente de baja calaña. Malviviendo esperaban ese golpe de suerte que les proporcionara suficientes riquezas para ponerse un garfio de oro, vestirse de sedas o cubrirse con más zarcillos que una fulana. Pero mientras aguardaban la llegada de la diosa fortuna ahogaban sus penas en “tafia” un precario destilado de caña antepasado de nuestro preciado ron.

¿Y que tiene eso que ver con el mojito? se preguntarán. Pues fue Sir Francis Drake -insigne corsario, honrado traficante de esclavos y amante (no oficial) de Isabel I- el que entre sus muchas hazañas propulsó el famoso cocktail. A un comandante de  su barco se le ocurrió combinar la “tafia” con limones, azúcar, agua y hierbabuena con el fin de mitigar el desagradable sabor del aguardiente. Además de iluminado algo de boticario tendría porque con la mezcla consiguió  rebajar el grado de alcohol del destilado, refrescar el estómago de su tripulación y combatir el escorbuto (famoso mal del marino por falta de vitamina C). Este mejunje fue bautizado con el nombre de “draque”, en honor al temido almirante y pronto se popularizó por todo el Caribe.

mojito-3El “draque” se vistió de gala con el desarrollo de la industria del ron. La fineza del licor de caña le otorgó otra dimensión y le cambió el nombre. Ya sería por tierras de la vecina Cuba cuando tomó el apelativo del popular aliño de limón, el “mojo” con el que por esa isla sazonan todo tipo de carnes, pescados y vegetales.

Yo les propongo echar a volar su imaginación con los sabores del mojito. Olvidemos el sorbete y pongámonos a crear con la fantástica mezcla de limón, ron blanco, hierbabuena y azúcar. Un mundo de matices, texturas y temperaturas nos trasladarán a la Vieja Habana para contemplar -en una de sus recónditas tabernas- la célebre frase de Hemingway “My mojito in La Bodeguita. My daiquiri in El Floridita”.

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