Publicado en: Bacana (enero 2017)
La Royal Navy lo condecoró, y todos los marineros del mundo le estarán agradecidos. Porque James Lind se dio cuenta que bastaba añadir algo de jugo de lima a la dieta de los navegantes para que el escorbuto no diera señales de vida. Eran mediados del siglo XVIII y el médico escocés andaba embarcado en el Salisbury. Unos años más tarde, Lind convenció al famoso Capitán Cook para que nunca faltaran limones en sus viajes y así, los buques que pasearon por el Pacífico Sur cargaron en sus bodegas más frutas que un vergel.
Su obra, el “Tratado sobre la naturaleza, las causas y la curación del escorbuto”, cambió la vida de todo lobo de mar. Pero no fue solo eso, una mejora en la higiene de los navíos, la ropa limpia para los tripulantes y las fumigaciones periódicas de las cubiertas fueron otras de sus sanitarias aportaciones a la armada de Su Majestad.
Otro celebre marino que añadió limones a la dieta de su tropa fue Sir Francis Drake. El corsario, traficante y amante (no declarado) de Isabel I decidió –por recomendación del boticario de a bordo- añadirle limones a la “taifa”, el destilado de caña precedente al ron. Así no solo logró rebajar el desagradable sabor del aguardiente, sino que consiguió una tripulación menos alcoholizada y sin escorbuto.
Pero la historia del fragante limón se remonta a mucho tiempo atrás. Originario de la Península de Malaca (Malasia) pronto se extendió por Egipto y Persia gracias al tráfico de caravanas. Parece ser que llegó a Europa de manos de Los Cruzados en el siglo XI; a la Península Ibérica la introdujo el Islam y pisó el Nuevo Mundo con el segundo viaje de Colón.
Ahora, una vez conquistado el planeta, crece en toda tierra de templado clima. Con diferentes especies y nomenclaturas es ingrediente indispensable de marinadas, ceviches o vinagretas, y su particular perfume da carácter a bizcochos, cremas, dulces y helados.
Alma del mojito, la caipirinha o el daiquiri, bajo su mágica acidez se han escrito las más brillantes historias. Si no que le pregunten a Hemingway.
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Excelente. Buena historia de nuestro querido limón.
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Tu siempre tan linda. Love u
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