Publicado en: RevistaES del Periódico Hoy (13 Agosto 2016)
La pasada semana lo volví a ver y otra vez se me pusieron los pelos de punta. An Inconvenient Truth, el reportaje que hizo Al Gore en el 2006, está de tan rabiosa actualidad como el primer día. Lo creamos o no, cada acción tiene consecuencias. Y no puedo dejar de plantearme ¿cómo podemos ayudar desde nuestra cocina a conservar el planeta? ¿Qué podemos hacer en nuestro día a día? Aunque no lo creas, mucho.
Podemos consumir más productos de temporada. Estos son los que nos da la estación, el momento del año en que nos encontramos. Son los de la huerta cercana, los del mercado local, los que nos ofrece nuestro entorno y son fáciles de conseguir. Si compramos menos productos de la otra punta del mundo disminuiremos los gastos –y emisiones- provocadas por el transporte y además apoyaremos al pequeño agricultor y a la producción artesanal.
Podemos aprovechar más los ingredientes. A todos nos pasa, es algo generalizado, desechamos un montón de comida. Los tallos de las hortalizas, las raíces, las pieles, debemos esforzarnos en sacarle el máximo partido a todos los ingredientes y a todas las comidas que preparemos. Intenta no desperdiciar los alimentos ni tirar las sobras de comida (hay un montón de recetas para reciclarla).
Podemos consumir más vegetales frente a los alimentos de origen animal (y sus derivados). No solo nos veremos con mejor figura, la piel más bonita y más sanos, sino que favoreceremos un ecosistema más sostenible. Y no te preocupes por las proteínas –y tu cuerpo de bodybuilder- puedes reemplazarlas por legumbres (tienen muchísimas proteínas).
Podemos incluir más alimentos crudos en nuestros platos. No te diré que te comas una papa sin cocer, pero hay muchos vegetales que se pueden consumir en crudo (zucchini, champiñones, espinacas o coles). Así ahorraremos energía y además aprovecharás absolutamente todos sus nutrientes (la cocción elimina algunos de ellos).
Podemos comprar electrodomésticos de mayor eficiencia. A la hora de adquirirlos mira su etiqueta y busca los más eficaces, muchos de ellos están marcados con «+++», una señal reconocida por la Unión Europea.
Podemos utilizar mejor la energía que usamos en la cocina, tanto en la conservación de los alimentos como en el proceso mismo de cocinar. No abrir constantemente el freezer, utilizar el horno para cocer varios platos a la vez o apagar antes el fuego para que se termine de cocer con el calor restante son prácticas que no nos cuestan nada y afectan mucho al entorno.
Hazlo por ti, hazlo por nosotros, hazlo por el planeta.
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