La Fruta de los Sabios

Publicado en: RevistaES del Periódico Hoy (23  mayo 2013)

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Hace muchos días que no les contaba ninguna historia. Se que sabrán perdonar que mis desvaríos gastronómicos nos conduzcan a asuntos tan locos como la fisiología del gusto, el “finger food” o el revuelo que están causando las nuevas tecnologías en los restaurantes.

Pero hoy quiero retomar mis cuentos de antaño para hablarles de un ingrediente tan integrado a nuestra dieta como los guandules, la yuca o el arroz; me estoy refiriendo al guineo.

Aunque nos parezca increíble el guineo viene de lejos, muy lejos. Originario de la India tubo que recorrer todo el continente asiático hasta llegar a nuestros mercados. En el siglo VII fue llevado hasta las costas occidentales de África por los mercaderes árabes y ocho siglos más tarde a las Islas Canarias. Fue desde este archipiélago que llegó a nuestras tierras y se extendió por el continente americano llegando a convertirse en el cultivo de frutas número tres en el mundo.

Dicen las leyendas indús que los grades sadhus se sentaban a meditar bajo una mata de plátano; allí encontraban su iluminación mientras se alimentaban únicamente de fantásticos guineos. Por esta razón fue denominado como la “fruta de los sabios” y se convirtió en el símbolo de la prosperidad y fertilidad, aunque me temo que esto último es más por su forma que por su contenido.

Pero no todo podía ser bonito. El guineo es víctima de una leyenda negra que lo aparta de las despensas más remilgadas. Sobre él ha caído la mito que es responsable de nuestras libras de más, que nos engorda ¿Puede haber más desgracia para un alimento que ser tachado de hiper-calórico? En nuestros tiempos de bisturí, liposucciones y dietas milagrosas, que te etiqueten de “fat” puede ser la peor condena. No se dejen engañar; su dulce sabor, sus propiedades cardiovasculares, anti-depresivas y anti-colesterol bien valen que nos lo llevemos a la boca. Además -para amantes de la calculadora- les diré que no llega a 90 kcal, lo mismo que un huevo o una mazorca de maíz, una minucia si tenemos en cuenta el aporte de energía, minerales, fibra y vitaminas que nos va a dar ese guineito.

Hoy les traigo una receta tan iluminada que llevaría a cualquier sadhu al nirvana. Un plato en el rescatamos nuestro orgullo nacional, conjugando toda nuestra esencia. Unos guineos maduros y el más añejo de los rones para regalar a mamá un postre-joya.

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