Fondant vs Cocina de mamá (otro delirio más)

Publicado en: RevistaES del Periódico Hoy (24 mayo 2014)

e2Desengáñate, si no eres foodie, no eres nadie. Ahora que el riesgo de padecer marginación social va in crescendo si desconoces que es la gewürztraminer, un tataki o la cocina molecular; ahora que no hay juntadera social que no termine hablando de la última novedad del mundo restaurantil, tal vez se te haya pasado por la cabeza la idea de apuntarte a un curso de cocina o comprarte algún libro de repostería. Igual hasta lo tenías anotado como propósito de año nuevo (esos que se hacen con tanto entusiasmo que después no queda ánimo para cumplirlos).

Si es el caso, enhorabuena, el camino hacia tu nuevo yo acaba de empezar. Solo te pediría una cosa, si vas a adentrarte en el mundo de los fogones, por favor no empieces por los “cupcakes” ni el “fondant” (dos epidemias culinarias que nos invaden hoy en día). Porque -aunque no lo crean- estas actividades son las que más triunfan entre los neófitos de la cocina.

e1No seré yo quien cree el desánimo entre los fondant y cupcake lovers, pero -seamos claros- esta es la cocina de la imagen. Con su estética brillante y colorida prima el aspecto sobre el contenido (de escaso atractivo en la mayoría de los casos). Su decoración a base de pasta de azúcar y grasa tintada es tan plástica que deslumbra su interés gustativo; dos tendencias culinarias más cercanas a las artes manuales que a la propia gastronomía.

Porque es la cocina del regalo; su técnica es ideal para darle al pastelillo o bizcocho de turno el motivo del que cuadre la fiesta. Desde la Barbie a los Transformers todo cabe en una buena torta de fondant, sin importar que el rosa chicle o el negro son colores que dificilmente encontramos en los alimentos. Parten de la decoración para decidir como trabajar el bizcocho, olvidando que es nuestra boca la que va a disfrutarlo.

Porque es una cocina de foto, ideal para inmortalizarla con el smartphone y colgarla en las redes sociales. Todo el mundo conocerá tus habilidades estéticas y tus likes en Instagram se dispararán. Te lloverán comentarios en Facebook y tu amiga de la preparatoria morirá de envidia al descubrir que te has convertido en una diosa de la pastelería (sin probar un bocado de tu arte).

e3Permitidme que desde aquí, reivindique otra cocina: la del sabor (aunque sea tan bonita). La de las galletas fragantes -no perfectamente redondas- pero deliciosas. La del bizcocho de auyama, abollado y decadente, pero esponjoso y repleto de aromas. Por eso te animo a que te adentres en la cocina de mamá, porque ellas han guardado esas recetas. Descubre su sazón, sus tiempos de cocción, el secreto de su adobo. Juntate con mami, aprende de ella y no le hables de frostings.

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