Publicado en: RevistaES del Periódico Hoy (19 de Diciembre 2015)
Créanme cuando les digo que al sentarnos a comer, al elegir un determinado plato o preparar un menú, estamos traspasando la necesidad de nutrirnos. La complejidad del acto alimentario comprende aspectos ligados a la sociología, la etnografía, la antropología o psicología. Aunque de sus muchas dimensiones, es la parte ritual la que a mi más me apasiona.
La ritualización de una comida, un proceso o forma de comer va asociada en ocasiones a lo sagrado, a la forma de prepararlo o a ese pensamiento mágico que supone que ingiriendo tal o cual alimento nos proporcionará buena o mala fortuna. Pero lo que determina el rito es su conexión a un suceso, un momento, una fecha, una determinada celebración.
De todos los días del año es quizás el 31 de diciembre el más cargado de simbología. Representa el fin de un ciclo y el inicio de otro. Es por eso que no debe extrañar que esté repleto de tradiciones, muchas de ellas ligadas a la comida.
Hoy les invito a que me acompañen a un viaje; un recorrido por las comidas y rituales de año nuevo por el mundo.
Si tiene pensado partir el año en Italia no se extrañe si le ponen (pasada la medianoche) un plato de lentejas delante. Su forma recuerda a las monedas y se relacionan (como no podía ser de otra manera) con la abundancia y prosperidad.
Por la misma razón en Filipinas se sirven alimentos con formas redondas la noche del 31 de diciembre. Frutas como el melón, la naranja o uva se convierte en el centro de un menú cargado de buenos augurios. En ocasiones se sirven hasta doce tipos distintos, una por cada mes del año.
En Japón, con sus ancestrales ceremonias, la comida del año nuevo se empieza a preparar varios días antes. Es el Oshogatsu, y está formada por muchísimos platillos diferentes. En este complejo menú, todos los alimentos representan aspectos concretos de la buena suerte, la esperanza, la prosperidad y la salud. Así el kurikinton (un puré dulce de castañas) simboliza la fortuna en el trabajo o el kobumaki (una especie de algas enrolladas) se relaciona con la felicidad.
Regresando al viejo continente, es tradición en centroeuropa consumir hojas verdes (col, berzas o acelgas) para el año nuevo, pues su color verde representa la riqueza y la buena ventura. En Dinamarca comen col guisada y en Alemania hacen sauerkraut (col fermentada).
Yo quiero proponerles un delicioso foie-gras, para que empiecen el 2016 repletos de felicidad gastronómica.
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Interesante. Feliz Año Nuevo, Kiko!!!
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Los mejores deseos para ti, Cristina!!
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