Publicado en: RevistaES del Periódico Hoy (5 de Diciembre 2015)
No hay embarazada que se precie sin sus antojos. Esas ansias caprichosas de comer las mas inverosímiles chucherías van tan ligadas a las pre-mamás como su pancita o los dolores de espalda. Y es que un antojo abarca cualquier tipo y mezcla de comida (algunos incluso que resultaban desagradables antes de la gestación); aparecen cuando menos te lo esperas (del día o en la fatídica noche) y no contemplan ningún sustituto. Pero lo mejor de todo es que la urgencia de satisfacerlos produce un placer especial.
Pero esa locura pasajera por una comida no es campo exclusivo de preñadas y encintas ¿Quién no ha recorrido kilómetros detrás de una suculenta hamburguesa o ha salido en mitad de un aguacerazo a comprar una chocolatina?
Dicen los entendidos que los antojos son la respuesta del cuerpo a necesidades físicas y emocionales. Parece ser que la perfección del mecanismo humano hace que sintamos deseos ocasionales de comer alimentos muy calóricos, altos en grasas o azúcares, porque en un pasado lejano, cuando éramos nómadas y nos vestíamos con pieles, quien consumía más calorías tenía menos posibilidades de morir, pues incrementaba sus reservas energéticas.
Motivos de subsistencia a parte, lo cierto es que no todos los antojos son iguales ni responden a las misma razones. Si estás muy ansioso, preocupado o tu jefe te está metiendo presión es fácil que pierdas la cabeza por un buen pedazo de queso. Situaciones de mucho estrés hacen que nuestro organismo necesite ácidos grasos (omega 3) en dosis disparadas y aparezcan deseos de un buen cheddar o un trozo de parmesano curado. Por el contrario, si lo que te apetece es un filete inmenso, de esos que se salen del plato, es hierro lo que en realidad está pidiendo tu cuerpo a gritos. Tras una buena chocolatina se esconde una necesidad de magnesio y tras un dulce cargado de mantequilla no solo hay un goloso de aúpa, también un claro manifiesto de deficiencia calórica.
Pero tampoco nos engañemos, un antojo de palomitas, papitas fritas o una doughnut puede esconder una falta de sales, o azúcares, pero también un hábito adquirido nada beneficioso para la salud, ni nuestra figura.
Para que se quiten cualquier antojo de una vez, nada mejor que esta deliciosa y saludable receta. Un falso ragoût donde tras la apariencia de suculento estofado se esconden cocciones cortas e ingredientes que aguantan todo su sabor.
Reblogueó esto en wwwpalfitness.
Me gustaMe gusta
I wanted to say Happy Holidays to you and thank you for all your support. I have always spent a lot of time finding posts I have yet to see and it is work but worth it. All the best my friend,:)
Me gustaMe gusta
ThaaaAAaaaKs!! Happy Christmas to you
Me gustaMe gusta
🙂
Me gustaMe gusta