Publicado en: RevistaES del Periódico Hoy (8 Octubre 2016)
¿Han sido poseídos nuestros chefs por algún demonio pastelero? ¿A que viene esa obsesión por endulzar cualquier plato?
Estarán conmigo que reducciones de balsámico (o cualquier otra cosa), azucaradas salsas, purés o jaleas han invadido cualquier plato, y en muchas ocasiones impiden la degustación de preparados más interesantes. Por favor, controlemos el uso de esos sabores dulzones que no realzan los guisos sino que hacen más empalagosos.
¿Para cuando descubriremos las posibilidades de los pickles?