Publicado en: RevistaES del Periódico Hoy (1 febrero 2014)
Hoy les voy a contar una historia; dicen que Confucio no solo adoctrinó sobre la buena conducta, el gobierno, el cuidado de la tradición, el estudio o la meditación, sino que además fue el propulsor de los palillos chinos en las mesas de todo el imperio. Para el sabio, su aspecto inofensivo y estilizado lo convertían en el elemento idóneo para el acto alimentario, repleto de armonía y no apto para elementos punzantes (como cuchillos y tenedores).
Pero la historia de los kuàizi (palillos chinos) se remonta mucho más allá en los tiempos. Algunos historiadores datan su origen en 3000 años antes de nuestra era y el “libro de los ritos” (Liji) narra como los palillos de marfil eran utilizados en la dinastía Shang (1600 a.C-1100 d.C). La evidencia más antigua fue hallada en las ruinas de Yin, donde se encontraron un par de palillos de bronce fabricados en el 1200 a.C. Desde entonces han sido numerosos los materiales para realizarlos: los palillos de laca se popularizaron durante la dinastía Han y el oro, hueso y nácar fueron empleados en la dinastía Tang aunque sus preferidos eran los de plata. Es más, existía la creencia que la plata podía detectar cualquier veneno que las intrigas palaciegas introdujeran en los alimentos.
En la actualidad 45 millones de palillos de bambú son utilizados –y desechados- cada año en la china continental, y su uso se extiende por toda Asia, desde Japón a Vietnam pasando por las dos Coreas, Nepal o Tailandia.
Si se anima a introducir los palillos chinos entre sus utensilios cotidianos, además de practicar mucho (no está bien visto que se caiga la comida) debe considerar varias premisas. Nunca pinche los alimentos, píncelos y no choque los palillos contra el plato ya que son los mendigos los que hacen este ruido para llamar la atención. No apunte con ellos hacia otro comensal, pues es un signo de acusación, ni se sirva con ellos de una fuente común. Por último no clave los palillos en el arroz, pues -por su similitud a las barritas de incienso que se queman en los funerales- es visto como una falta de respeto. Por último procure que no se le caigan al suelo pues es presagio de mala suerte.
Y para que pruebe su destreza –y siga las premisas de Confucio- les dejo esta receta de un delicioso salteado al wok.
Interesante!, nos encantan las historias de la cultura china antigua…
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Que bueno!! A mi también me encanta
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