Publicado en: RevistaES del Periódico Hoy (14 de Marzo 2015)
Hace mucho, muchísimo tiempo, cuando el hombre empezó a gestionar el fuego, su vida cambió radicalmente. No solo porque logró ahuyentar a las fieras de las que era una fácil presa o porque consiguió iluminar y calentar las frías e inhóspitas noches; el hombre cuando dominó el fuego empezó a cocinar.
Es más, dicen que la alimentación y la transformación de los alimentos resultó vital para el dominio del hombre sobre la tierra y para colocarse en la cabeza de la escala animal. Como dijo Faustino Cordón la cocina hizo que se perfeccionase el lenguaje y que se colaborase en las tareas de recolección, almacenaje y transformación de los alimentos; para pasar del fuego directo, al barro y tiempo más tarde a la cazuela.
Pero ¿porqué cocinó el hombre? ¿qué logró con la cocción de los alimentos?
Al cocinar transformaron el sabor de los ingredientes convirtiéndolos en comida, se accedieron a ingredientes imposibles de digerir sin la cocción, haciéndolos más agradables y sabrosos, transformando la necesidad primaria de comer en placer.
Al cocinar nos volvimos seres sociales. Los fogones comunes y la acción de comer en grupo afianzó la relación entre las personas, se expresó la comunidad y las relaciones con los miembros que formaban parte en ella.
Al cocinar, el nutrirse se volvió más seguro. El calor fue la manera de reducir las infecciones producidas por los alimentos, de purificar los líquidos y conservarlos mejor; en definitiva, disminuyeron las enfermedades y aumentó la esperanza de vida.
Y lo que es más importante, al cocinar se volvieron los alimentos más digeribles. El cuerpo gastaba menos energía para procesarlos; este ahorro produjo el excedente necesario para el desarrollo cerebral. Del mismo modo al no ser precisa tanta fuerza en el acto de masticación, se redujeron tanto la mandíbula como el conjunto muscular que la hace moverse, favoreciendo el crecimiento craneal, lo que facilitó el aumento de las capacidades intelectuales en los humanos. En otras palabras, la cocina, hizo al hombre más inteligente.
Hoy quiero hacer un homenaje a esos 400.000 años de cocina y a la certeza de que el hecho culinario fue fundamental en el proceso de humanización. Créanme cuando les digo que el hombre es hombre porque come cocinado.
Excelente! Es bueno saber la importancia del acto de cocinar.
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Marilin, seguramente mucha más de la que en principio podamos pensar.
Un beso grande
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Y … comer a la mujer… 😛
Excelente, tu post. Gracias por compartir. Aquileana 😀
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hehehe ….. Aquileana, como eres!!
Razón no te falta. Gracias a ti
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El acto de cocinar merece una mayor importancia que la que muchos le damos. En mi caso personal, el hecho de hacerlo desde hace unos 24 años (mínimo unas dos veces al día) ha causado que pierda algo de interés en la cocina; la rutina disminuye la llama, sin duda. Espero poder recuperar el entusiasmo.
Te saludo desde Argentina, Ciudad Autónoma de Buenas Aires.
¡Buena semana!
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Loretta, con 24 años cocinando tienes que ser una gran maestra. Enhorabuena!!
Eso son temporadas, seguro que lo recuperas, se trata de buscar el reto, la chispa que lo encienda de nuevo.
Un abrazo grande y mucho ánimo
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Buen día, Kiko, es un placer saludarte. No sé si lo soy pero dicen que lo hago bien.
Espero que sea tan sólo una etapa pues paso buen tiempo en la cocina y, como bien se dice, somos lo que comemos (hay que dedicarle atención a ello).
Abrazo grande y muchas gracias por tus palabras.
Feliz martes 🙂
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Loretta, claro que si!! Mucho ánimo que te noto un poco decaída
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Gracias, Kiko, tu entusiasmo es contagioso y tu gentileza, muy reconfortante 🙂
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🙂
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