Publicado en: Santo Domingo Times (septiembre 2016)
No hay cumpleaños que se precie sin un buen bizcocho. De chocolate, fondant, frutas, merengue, nata o crema representan el momento álgido de la fiesta, y el delirio de los más golosos.
Cuentan que la tradición de celebrar el paso de los años con un sabroso pastel nace en la antigua Grecia, de las ofrendas a la diosa de la luna, Artemisa. A ella se consagraban unos panes de miel y nueces, redondos como el plenilunio y con velas alrededor. La luz representaba a la irradiación de la deidad a la tierra y el humo el medio para elevar las plegarias a la diosa. De ahí la costumbre de pedir un deseo antes de apagar las velas.
Para nuestro decimotercer aniversario hemos recorrido las más reconocidas pastelerías del planeta. Un ranking en busca del mejor bizcocho. Un recorrido por las boutiques más dulces del mundo.
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Ladurée. París, Francia.
La Maison de los Champs-Élysées es probablemente la pastelería más famosa de la tierra. Abierta en 1862 fue decorada (tras su incendio en la época revolucionaria) con todo el glamour con que la conocemos ahora. El color verdeceledón, sus frescos en el techo y los querubines vestidos de pasteleros pintados por Chéret son emblemas de la casa. Entre sus múltiples prodigios está la invención los macarons dobles (los del relleno en medio).
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Pâtisserie Sadaharu Aoki. Tokio, Japón.
Una sofisticada combinación de técnica pastelera francesa con los productos tradicionales de Japón hacen de las creaciones Sadaharu Aoki obras únicas, imposibles de encontrar en ningún otro lugar. Muestra de ello son el Fondant de Adzuki y Cacao, los Éclairs de Sésamo Negro o los Croissants Verdes de Matcha. Pura fusión cultural.
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OB. Barcelona, España.
Oriol Balaguer ha dado al mundo de los bombones una nueva dimensión. Tan técnico como creativo encarna a la perfección la chocolatería de diseño, contemporánea, arriesgada y con un inconfundible estilo personal. De sus Ocho Texturas del Chocolate (un postre que creó en la era Adriá) todavía se habla.
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Pierre Hermé. París, Francia.
Denominado el Picasso de la repostería, Pierre Hermé ha sido uno de los grandes revolucionarios de la pastelería moderna. Como si de haute couture se tratara, presenta cada año 2 esperadas colecciones. De ellas han salido bizcochos tan famosos como el Ispahan (de rosas, frambuesa y lichis) o el Fetish Infiniment Café. Desde Ladurée (donde fue chef) lanzó los macarons al mundo y ahora lo hace en sus propios locales.
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Adriano Zumbo, Sidney, Australia.
Ingredientes y técnicas poco ortodoxas marcan la línea de trabajo de este implacable (y famosísimo) juez de Masterchef Australia. La remolacha, el yuzu o las aceitunas negras son ingredientes tan habituales en su obrador como la harina o la mantequilla.
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Miette. San Francisco, USA.
Este es el reino de los cupcakes, pero a base de fresquísimos ingredientes orgánicos procedentes de las granjas cercanas. De zanahoria, de pan de jengibre o de frambuesas y chocolate, todos se inspiran en las recetas de la abuela. Sus bizcochos con estética homemade desatan los pasiones de los más fancys de la ciudad.
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Pastelería By Torreblanca. Alicante, España.
El súper galardonado Paco Torreblanca (ahora con su hijo Jacob) despliega su magia en inspiradas e impecables creaciones. Por algo fue elegido por la Casa Real española para crear el bizcocho de bodas de los mismísimos Príncipes de Asturias (ahora reyes). Sus turrones de autor y panettones navideños son auténticos objetos de deseo.
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Hafiz Mustafa 1864. Estambul, Turquía.
Absolutamente todas las “delicias turcas” están reunidas bajo el techo de esta antiquísima dulcería. A base de dátiles, almendras, pistachos o membrillos (llegados de cualquier rincón de oriente) en esta casa la tradición cobra vida de mil formas y colores. Sus baklavas se derriten en la boca.
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Confitería Demel. Viena, Austria.
A esta bicentenaria pastelería -en el corazón de Viena- te tendrás que trasladar para probar la famosísima Sachertorte (Tarta Sacher) en su lugar de origen. Dicen que el emperador Francisco José solo comía la Sacher de Demel y su esposa Sissí (y toda la corte del Hofburg) adoraba sus caramelos de violeta.
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Fauchon. París, Francia.
En su obrador se ha gestado gran parte de la pastelería moderna y su local insignia de la Place de la Madeleine es punto de peregrinaje mundial. Pero si algo se ha convertido en emblema de Fauchon son sus éclairs. Dulces y salados, de mil sabores y colores, los hay hasta serigrafiados con la mirada de la Mona Lisa.
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Antiga Confeitaria de Bélem. Lisboa, Portugal.
La dulcísima Lisboa está plagada de pastelerías, pero solo en esta llevan (desde 1837) sirviendo unos Pasteis de Nata capaces de traspasar tiempos y fronteras. Unos bocados de hojaldre con crema pastelera y de canela que quitan el sentido.
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Caffè María. Erice (Sicilia), Italia.
Los más clásicos dulces italianos de la mano de una de las mejores reposteras de Italia. Cannoli de ricotta, mazapanes aromatizados o los famosos cuscinetti, todos realizados de manera artesanal, como siempre. Una muestra de la proverbial –y riquísima- tradición pastelera italiana por la maestra María Grammatico.
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Poilâne. París, Francia.
Y terminamos con una panadería de muchísimo abolengo. Sus hogazas redondas (en Francia las llaman miche o boule), decoradas con la célebre inicial han desatado la pasión de los parisinos desde 1932. Una masa madre legendaria, las mejores harinas y la sal de Guérande hacen de este un Pan en mayúsculas. Imprescindible su selección de pastas para acompañar el te, cargadas de deliciosa mantequilla Normanda.
MakinGastronomy 
Me encantaria pasearme por todas esas confiterias!!! Me las apunto y algun dia me dare el placer. Un besin
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Eso es un paseo bien dulce….. hehehe
Beso grande.
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